20 de marzo, Equinoccio! Empezamos estación, ya es primavera y eso siempre nos llena de alegría y entusiasmo. Se abre la puerta al exterior y con ello empieza la expansión. Primavera es sinónimo de estar más tiempo fuera, gozar del sol y de los días más largos. Pasamos a la acción, salimos de la cueva y somos pura creatividad y plenitud en movimiento y es que si nos dejamos llevar y seguimos el ritmo de la naturaleza el impulso en Primavera es florecer. Despierta la semilla y renace la vida.
Cada estación provoca en nuestro cuerpo que ciertos órganos intensifiquen su actividad y tomen protagonismo. Estos órganos requieren un apoyo para drenarlos y aportarles los alimentos que más los nutren. En primavera los órganos diana son el hígado y vesícula biliar. El hígado es el principal laboratorio del organismo humano. Almacena y distribuye nutrientes por todo el organismo, está implicado en la formación y descomposición de la sangre y en filtrar las toxinas sanguíneas. Cualquier tóxico es filtrado por el hígado a la vez que lo debilita. Eso incluye el alcohol, tabaco, medicamentos y los excesos alimentarios de cualquier tipo. La vesícula biliar almacena la bilis que producen las células del hígado para ser utilizada a nivel intestinal en la digestión de las grasas. Con todo esto podemos entender que estamos en la época idónea para plantearnos hacer un drenaje hepático y ayudar a este órgano a renovarse. En realidad, ahora que el impulso del hígado es regenerarse si se encuentra sobrecargado y congestionado aparecen la Astenia primaveral y las reacciones alérgicas estacionales. Así que ante estos síntomas la primera acción debería ser la de limpieza.
Por lo que a la alimentación se refiere ahora es el momento de empezar a introducir los alimentos crudos y pasar de las cocciones largas, cocidos y caldos invernales a salteados cortos y cocciones al vapor. El color de la primavera y del hígado es el verde (de hecho la bilis es amarillo/verdosa) así que los alimentos de este color nos van a beneficiar, especialmente los brotes tiernos típicos de esta estación que tienen un gusto algo amargo: hojas de espinaca, berros, canónigos, lechuga y las menos verdes endivias. También es época de comer germinados y las algas de agua dulce: espirulina y chlorella, extraordinariamente ricos en clorofila. Todo lo verde es rico en clorofila, que oxigena la sangre que el hígado se encarga de almacenar y renovar. Las legumbres frescas: guisantes y habas son otros de los protagonistas estacionales que se tiñen de verde, al igual que los espárragos. Otro sabor de la estación es el ácido de las frutas como fresas y nísperos. Otros ácidos que podemos aprovechar son los pickles como el chucrut y las ciruelas o el vinagre de umeboshi. Dejamos atrás las grasas, especialmente la de carnes rojas para que el drenaje hepático sea más fácil. Los frutos secos tampoco se aconsejan en exceso. El cereal más indicado es el arroz, también el bulgur para aquellos que toleran bien el trigo.
Aconsejo entre marzo y abril hacer un drenaje con plantas medicinales que tengan acción drenante hepática, hay algunas que me parecen especialmente interesantes: Para los alergicos: la Fumaria que limpia hígado y sangre, además de ser antialérgica y florece justo al inicio de la primavera, el Helicriso que además de limpiar este órgano es antihistamínica y previene las crisis alérgicas. Pueden tomarse en infusión o mejor aún en extracto o comprimidos. Otras plantas: Diente de león, como drenante hepática y alcalinizante, Bardana, para aquellos a los que la primavera les hace drenar a través de la piel con eccemas, granitos o irritaciones cutáneas.
Algo más a considerar es la emoción hepática por excelencia: la cólera y la ira. Bien sea tomando esencias florales, bailando, dándole voz, corriendo, saltando...que salga fuera y se transforme ya que la cólera reprimida y estancada también es tóxica para el hígado y la primavera.
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