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Bases dieta equilibrada

Actualizado: 31 ago 2019



"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento", esta frase es de Hipócrates (el padre de la medicina) y todos la conocemos pero más veces la escuchas, más veces te puede llevar a la reflexión. Es algo elemental, lógico, pero muchas veces nos olvidamos de ello, pues no hemos sido educados para que la alimentación sea la base de nuestra salud y no consideramos los componentes nutricionales de los alimentos como medicina.

Muchas veces comemos y bebemos sin tener en cuenta que la calidad de lo que nos metemos en el cuerpo tiene un impacto bioquímico. Cuando comemos le aportamos a nuestro organismo nutrientes y energía o bien le quitamos nutrientes y le restamos energía.

Hoy en día tenemos mucha información acerca de las diferentes "dietas conscientes": Macrobiótica, higienismo, dieta crudivegana, paleodieta, dieta cetogénica, dieta disociada, grupo sanguíneo, etc. Cada una tiene teorías bien diferentes acerca de que alimentos son buenos o malos y que combinaciones son adecuadas. Realmente es casi para volverse loco. La única opción es dejarse sentir a uno mismo, consultar con un profesional que asesore después de recoger toda la información de tus hábitos de vida, historial patológico, etc y seguir una alimentación que además de saludable sea sostenible. ¿Y que quiero decir con lo de sostenible? Pues que si en mi dieta estoy incluyendo verduras y frutas que no son locales ni de temporada por muy ecológicas que sean provienen de un invernadero y carecen por lo tanto de la fuerza del sol y la tierra, llevan varias semanas en cámaras o se ha consumido mucho combustible para traerlas en avión hasta la tienda. Ten en cuenta que aquello que crece en tu entorno contiene los nutrientes que necesitas y que en cada estación del año la madre tierra nos proporciona alimentos que cubren nuestras necesidades durante ese periodo del año. Sin ir más lejos: Los tomates tienen carotenoides como el licopeno, antioxidante potente para la piel, muy necesario en verano, época en la que las huertas rebosan de jugosos tomates. En cambio, las coliflores tienen compuestos azufrados que protegen y tonifican los bronquios en invierno, al igual que los frutos secos, cargados de grasas saludables nos aportan energía en otoño e invierno y los espárragos limpian nuestro organismo en primavera. ¿Parece lógico verdad?. Si tienes huerta sabes de sobra cuales son las frutas, verduras y hortalizas para cada estación, sino aquí tienes una lista, hay muchas disponibles en internet, pero verifícala con alguien que entienda del tema, pues algunas no son exactas y no es lo mismo vivir en Pirineos que en el sur de España o en el mediterráneo, así que dependiendo donde vives cambia esta tabla.



Además de priorizar los vegetales de temporada, come verduras y hortalizas en todas tus comidas y en cantidad, que sea lo que esté en mayor cantidad en tu plato, ¡a todo color! No existe un exceso de verduras, solo escoge aquellas que te sienten mejor y te gusten más y a disfrutar de sus vitaminas y minerales. Mi recomendación es que a lo largo del día comas una parte de verduras en crudo para aprovechar sus enzimas digestivas y los componentes sensibles al calor de la cocción y otra parte cocidas al vapor, salteados cortos, sopas o al horno. Las frutas se aconseja comerlas entre comidas, nunca como postre, ya que mezcladas con otros alimentos resultan difíciles de digerir, provocan fermentación y sus nutrientes no se asimilan, tampoco las mezcles entre ellas ya que cada fruta tiene una necesidad digestiva y enzimática diferente. Cuando comas frutas, que sea pues entre comidas y un solo tipo de fruta. Cómelas antes de desayunar, entre horas, para merendar, etc. La fruta es un buen alimento, pero de delicada digestión.

Hidratos de carbono: En algunas dietas los excluyen por ser considerados fuente de azúcar. ¿Que tal si en lugar de excluirlos los comemos conscientemente? Es decir, integrales y durante los primeras horas del día, que es cuando más los necesitamos. La mayor fuente saludable de hidratos de carbono son los cereales integrales, ricos en vitaminas del grupo B, aminoácidos esenciales y fibra: Arroz, mijo, sarraceno, quinoa, avena, espelta, trigo, maíz...Para muchas personas es necesario limitar y eliminar el gluten, tenlo en cuenta si tienes enfermedades cronificadas, trastornos digestivos, hay que valorarlo bien, bien, pues a veces eliminar el gluten es ganar salud. Deberíamos comer cada día cereales suficientes para poder hacer frente a cualquier actividad, pues todo representa un gasto energético, no solo para correr o ir al gimnasio gastamos energía, algunas funciones vitales como respirar, los movimientos peristálticos del intestino o los latidos del corazón necesitan energía para ser llevados a cabo. Aconsejo que se coman en el desayuno y con la comida del mediodía, pues por la noche poco consumo hacemos de ellos. No es bueno abusar del pan, es un alimento procesado y a no ser que se lo haga uno mismo o estemos muy seguros de su elaboración e ingredientes lo que nos venden como pan dista mucho de lo que es el pan en su esencia. El trigo es a su vez un cereal un tanto conflictivo, pero eso merece otro post, así que me vais a permitir que no me extienda. Y ya que nos estamos refiriendo a los hidratos de carbono: Es toda una apuesta de salud prescindir de azúcar refinado y lo más que podamos también del azúcar, sirope de de agave, melaza de arroz. Las mejores opciones son la estevia, el azúcar de abedul y el eritritol. El azúcar desmineraliza, acidifica y promueve el crecimiento de microorganismos patógenos como la candida además de restar oxígeno a células y tejidos.

Sobre las proteínas decir claramente que el organismo no diferencia entre vegetal y animal aunque siga existiendo la creencia. Nuestro cuerpo lo que busca es que en nuestra alimentación diaria estén presentes los aminoácidos esenciales, sea cual sea su origen. Es cierto que los únicos productos vegetales que contienen todos los aminoácidos esenciales en su composición son la quinoa, la soja y poco más pero ¿quien dijo que todos los aminoácidos tenían que estar juntos en un solo alimento? Si durante el día comemos cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas tenemos todos los aminoácidos esenciales en nuestra dieta. Así que cada uno opta por la procedencia proteica libremente sabiendo que ninguna es carente de nada, eso si, atención: Necesitamos poca proteína al día, un 15% aproximadamente de nuestra dieta, poquísimo en comparación a lo que se suele comer y una dieta alta en proteína (la que sigue la mayoría de la población) acidifica, sobrecarga hígado y riñón y promueve la inflamación y enfermedades degenerativas, así que te aconsejo que no te pases, hay la costumbre generalizada de consumir carne y pescado en exceso, no es necesario comerlos cada día ni tampoco en todas las comidas.

Los huevos y la carne siempre ecológicos para ir bien. Si comes pescado mejor que no sea de piscifactoria y de temporada (si, el pescado también tiene temporada, así respetamos su ciclo de vida). Evita los grandes y los planos que nadan en el fondo marino ya que contienen mayor cantidad de metal pesado

Acerca de las grasas si a ellas, siempre que sean grasas vegetales: aceites vegetales de primera presión en frío (olvídate del aceite de girasol o de oliva refinado). Hay alimentos ricos en grasas saludables como aguacate, semillas y frutos secos. Las grasas animales conviene reducirlas, come solo carnes magras, deja los embutidos a un lado y come lácteos esporádicamente. Si eres un fan de los quesos y yogures te entiendo, pero lo mejor es que te pases a los de cabra y oveja, mucho más digeribles que los de vaca y con menos carga grasa y proteica. Respecto la leche de vaca, es un alimento muy poco saludable, aunque hayamos crecido con la falsa creencia que es un buen alimento: La realidad es que está blanqueada, llena de hormonas. Por otro lado si nos fijamos en nuestras necesidades como mamíferos ni somos terneros ni estamos en edad de crecimiento. No somos lactantes, mejor dejar pues la leche de vaca y buscar cual de las bebidas vegetales se adapta más al paladar y sustituirla, tu cuerpo te lo agradecerá en pocas semanas! Prueba entre la de arroz, almendra, avena, etc.

Las dietas paleo y cetogénica son muy buena opción en caso de inflamación, patologías crónicas y disbiosis, por ejemplo. Personalmente soy más partidaria de la dieta cetogénica, pero me tomo mucho tiempo en consulta a aclarar sus bases: Grasa como fuente de energía, NO proteína (muchas veces sus seguidores acaban siguiendo dieta hiperproteica en lugar de rica en lípidos saludables)

No bebas cuando comas, bebida y alimento tienen diferentes digestiones, no dejes que tus alimentos "floten" en líquido en tu estómago, no bebas agua en la comida y por supuesto menos aún bebidas con gas, edulcoradas o zumos de brick, carentes de nutrienets y con exceso de azúcar. El agua es en si misma un alimento, cargado de minerales que ayuda a hidratar el organismo y drenar toxinas a través de las vías urinarias, bebe mucha agua al día entre comidas o justo antes de ellas, ¿cuanta? La necesaria para que tu orina no tenga color fuerte, que sea casi transparente

Da la bienvenida al te verde, rojo o blanco, las infusiones y reduce el café si es que lo tomas a diario, sea descafeinado o no.

Prescinde de congelados, enlatados y todo aquello que esté procesado. Lee las etiquetas antes de comprar un producto en el supermercado, verás que muchas cosas contienen más conservantes que alimento.

Por último, aunque en realidad es un pilar y por ello lo pongo en negrita: Conecta tu alimentación con el placer. Una alimentación sana y equilibrada no tiene que estar reñida con el gusto, al contrario. Come de forma saludable, pero siempre disfrutando de tus alimentos. No solamente nos nutrimos de vitaminas, enzimas, minerales, aminoácidos, etc. También nos nutrimos de todas aquellas emociones que sentimos cuando comemos.

Escoge alimentos ecológicos, de proximidad, cosechados lo más cerca posible de ti. Existe la creencia que una alimentación natural y ecológica es cara, más bien es barata, te aleja de medicamentos que si que son caros. Otra cosa es que nos hayamos acostumbrado a pagar 0,99 céntimos por un kilo de tomates de invernadero, yo me pregunto, ¿que le llega al que ha trabajado la tierra de esos pocos céntimos? Lo realmente esencial no es caro y apostar por la salud y la conciencia es una barata inversión.

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